sábado, 25 de agosto de 2018

Momento romántico en el baile II






¡Hasta donde llegue!, 
el se dijo así mismo cuando ya cruzaba la cuarta avenida,
rogaba por que sus pies no le fallaran ahí mismo,
es viernes, son 11 de la noche y quiere llegar para volver a repetir lo de hace una semana.

Hay muchas luces de colores, nadie le hace caso, eso no le importa porque sabe que
lo que le interesa, son los movimientos de manos y espalda; principalmente, de ese oso de felpa.
Es grande, de color cafe, tiene orejas pequeñitas y una pancita redondita, en fin, se ve muy acariciable.

Se acerca para verlo, está bailando y huele a plástico de sabor fresa,
la música de fondo anima la escena.
Derrepente, se detiene como si sus pilas se le hubieran acabado. Se puede ver en sus ojos que está cansado, pero no es eso, 
es la monotonía del ruido que le hunde los ojos y sus pestañas de aguacero impiden eso.

Ya lo quire pero es imposible, 
es caro tenerlo;
lo que le queda es contemplarlo y hacerlo platónico;
pero ya no puede guardar lo que quiere, ni su mente lo que oye.
Toma una servilleta y le escribe:

"no te desanimes,
ni lo pienses, pronto voy a ser abogado y te voy a llevar
a mi lado, esperame 2 meses!"

Se la pone en la mano y le sonríe...

Ya son casi las 12, se tiene que ir para alcanzar el último metro.
    



   -Horacio Chirino








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