martes, 26 de febrero de 2019




Dios bendito por hacer que estos 2 minutos 
sean el maldito paraíso posible
   -dijo, luego tomó su mochila 
y miró al vacío en medio de un montón de gente

(Había pasado el amor de su vida, 
pero no el que pasa y le sonríe, 
sino el que se sienta a lado y le saluda, 
el que pide tiempo para irse a no sé donde, 
el que no mira a los lados, mira de frente, 
el que se tapa la boca cuando sonrie, 
al que por el si perdería el derecho 
que le confiere, el de soltar todas las aves 
de la bonanza que nunca pudieron volar 
por la noche, porque estaban atrapadas 
en un baile, era el real).

Se le acerca una respiración inestable al final 
de esto, porque sabe que va a terminar,
porque joder, casi llora.
Estos dos minutos son perfectos. 




-Horacio Chirino




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