"...Me costó mucho tiempo darme cuenta de que tenía cuatro personalidades según el bañador que llevase puesto.
El hecho de saber a qué atenerme me hizo pensar
que poseía una cierta ventaja.
Rojo: descarado, testarudo, muy maduro, casi brusco y malhumorado. Mantenerse alejado.
Amarillo: enérgico, optimista, gracioso aunque no
carente de púas. No ceder con facilidad, puede volverse
rojo en cualquier momento.
Verde, casi nunca lo llevaba: conformista, con ganas de aprender, hablador, deslumbrante.
¿Por qué no sería siempre así?
Azul: lo llevaba la tarde que entró en mi habitación por el balcón, el día que me dio un masaje de hombros o cuando recogió el vaso del suelo y lo colocó justo a
mi lado.
Hoy iba de rojo: estaba acelerado, resuelto, vigoroso.
Cuando se disponía a salir cogió una manzana de un cuenco enorme de fruta ..."
- André Aciman P.
Call me by your name.