martes, 30 de marzo de 2021

 



No le juegues al vivo,
-le dijo.

A estas alturas, todos estamos muertos.



(Quería aventarse del puente vehicular).







-Horacio Chirino



martes, 2 de marzo de 2021





 Llevo muchas cosas a la mesa,

llevo huevo, el pan, el pollo, la leche...

llevo cosas a la mesa.


A veces sólo llevo las llaves.


Soy la única que se preocupa por llenar el vacío que hay en la mesa; 

a veces no basta con dejar un florero o un servilletero.

A veces sólo basta con llenarlo de pláticas sin necesidad de llegar al chismerío, o bueno,

si, pero que sea de alguien lejano, como la tipa de la esquina o el vecino con su perro, 

pero también a que llenar ese vacío con palabras tontas y sin sentido:


-¡Perra!

-...son las cuatro y cuarto.

-¿Me sirves más?

- ¡Supo rico!

-¿Me das un beso?

-Pásame la sal...

-Hace...

-...

Los últimos son los mejores, son los silencios.

O por el contrario, los ruiditos del agua de melón pasando por su garganta. Los latidos del corazón no cuentan, porque esos ya se escuchan en la cama. 

 Llevo cosas a la mesa para llenarla de cosas que nos nutran el alma y nos den ganas de salir por más y no ganas de salir por lo que no hay en casa.


Pongo en el centro, a lado del servilletero, lo principal, fruta, el azúcar, la sal; para adornarla pongo un florero, a veces pongo el café...

A los lados, en cada lugar de la silla, pongo los platos y las cucharas. 


Cuando no tengo nada pongo sin sentires, desahogos, sin sabores, gritos, pero también olores a tequila con bailes arriba de la mesa. Pero arriba de otras mesas, en mi mesa no porque esa se respeta, 

o bueno, 

admito,

si se baila, pero cuando estoy loca.

En fin de todo un poco llevo a la mesa.





-Horacio Chirino