Los pájaros avisan, termina la tarde,
es casi hora.
Él se lamenta porque hoy no nos tocaron esas fiestas y no nos llamaron para poner muchas as en el aire.
Los olores de los locales llegan hasta el otro lado del parque.
Sentado en la banca revisa su teléfono y el mensaje que esperaba aun no le llega;
suspira y piensa que ahora ya es el fin de nuestro turno, ahora les toca a ellos.
Yo sólo lo miro y no me queda más que decirle que no hay motivos para decepcionarse o ponerse triste. Por lo menos, encontramos, estamos juntos
y tenemos corazones, además de chocolate caliente.
Los gatos avisan, es de noche.
Tuvímos suerte, no nos detuvieron
por posesión de sustancias ilegales
(osea de amor).
-Horacio Chirino
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