Yo era fea, tenía 11 años y era muy fea.
Los dientes anarquistas: “Ni dios, ni amo, ni brackets”
El pelo enredado de chistes malos: “¿Cuál es la fruta más divertida?
- La naranja ja ja ja ja”
Los ojos bien, el aliento… también.
Pero el primer día cuando llegué nueva al cole,
mis orejas se presentaron antes que yo.
Y la leyenda corrió como la pólvora por el patio, esquivando balones
y primeros besos.
Cada día de cada semana de cada mes un compañero diferente al anterior
me preguntaba si con "estas orejas" podía volar.
Cuando todos los de mi curso habían preguntado
ya los mayores empezaron a tener curiosidad
y me interrogaban en voz alta por las escaleras.
Yo siempre respondía que no porque aún no lo había conseguido.
Yo era fea, era muy fea.
En clase hicieron una lista de feas, y yo era la primera,
la number one, la puta ama.
Y yo tan empoderada en mi fealdad, tan segura de mis coletas altas,
de mi acné juvenil,
yo, le regalé a Arturo mi primera declaración de amor.
Y Arturo no quiso salir conmigo… por fea.
Arturo cogió mi primer poema e hizo con él una diana
a la que todos podían lanzar sus dardos.
Y eso, eso sí que me hizo daño.
Arturo, no sabes lo que te has perdido.
Arturo, yo era fea pero tenía muchos libros.
Arturo, a mí no me importaba que fueras idiota,
te habría dejado mis apuntes de notable encantada.
Te habría explicado a Lorca, las mates de primero, las de segundo, las de tercero...
el past simple,
hasta la de música habría dejado de tenerte manía
y darte siempre el ridículo triángulo.
Arturo, me he hecho mayor and now look at this booty.
Joder, Arturo.
me hiciste llorar demasiado pronto.
Le hiciste un genocidio a mis primeros versos
que te miraban con el sol en los ojos.
Pero tranquilo, que estoy bien.
Puedes decirle a todos que estoy bien.
De paso coméntales que estaban equivocados,
yo no era fea, ni siquiera un poco.
Pero en una cosa sí que estaban en lo cierto,
yo
podía
volar.
- Abbey C
AHORA DE MI PARTE LO MODIFIQUÉ UN POCO PARA RECITARLO EN MI ESCUELA PRIMARIA, HACIA NIÑAS Y NIÑOS DE TAL EDAD.
TODOS LOS DERECHOS DEL POEMA SON PARA Abbey C.
MUCHAS GRACIAS POR TUS LETRAS!
ARTURO NO QUISO SER MI AMIGO POR FEA
Yo era fea, iba en la primaria, tenía 11 años y era muy fea.
Los dientes sin Fe: “ni Dios, ni amo, ni brackets”
Mi pelo enredado de chistes malos: ¿saben cuál es la fruta más divertida?
- La naranja ja ja ja ja”
Mis ojos bien, el aliento… también.
Pero cuando llegué nueva a la escuela,
mis orejas se presentaron antes que yo,
y el chisme corrió como la pólvora por el patio, esquivando balones
y primeros besos.
Cada día de cada semana de cada mes un compañero diferente al anterior
me preguntaba sí con "estas orejas" podía volar.
Cuando todos los de mi grupo habían preguntado ya
los mayores empezaron a tener curiosidad
y me interrogaban en voz alta por las escaleras;
yo siempre respondía que no porque aún no lo había conseguido.
Yo era fea, era muy fea.
En mi salón hicieron una lista de feas, y yo era la primera,
la number one, la gran ama,
y yo tan empoderada de mi fealdad, tan segura de mis coletas altas,
de mis barros del tamaño de mis ojos,
yo, le dediqué a Arturo mi primera declaración de amigo
y Arturo no quiso ser mi amigo por fea.
Arturo hizo con mi primer poema una diana
a la que todos podían lanzar sus dardos,
y eso, eso, sí que me hizo daño.
Arturo, no sabes lo que te has perdido.
Arturo, yo era fea pero tenía muchos libros.
Arturo, a mí no me importaba que fueras tonto,
yo te habría prestado mis apuntes de notable encantada.
Te habría explicado las mates de primero, las de segundo, las de tercero
y los verbos;
hasta la de Educación Física habría dejado de tenerte manía
y dejarte jugar siempre en el patio.
Joder, Arturo.
me hiciste llorar demasiado pronto.
Le hiciste un genocidio a mis primeros versos
que te miraban con el sol en los ojos.
Pero tranquilo, que estoy bien.
Puedes decirle a todos que estoy bien.
Y de paso coméntales que estaban equivocados,
yo no era fea, ni siquiera un poco,
pero en una cosa sí que estaban en lo cierto,
yo
podía
volar.
- Abbey C
Ustedes no sean como Arturo que discriminaba a las personas o las hacía de menos.
Espero que les haya gustado esta reflexion y concientización en contra de lo que es la diacriminación, no valorar a las personas. Respetemos a todas y a todos, ya que somos todos únicos y tenemos diferentes formas de pensar, de ser, de vestir, de creer.
Porque todo lo que es diferente enriquece a la comunidad donde vivimos y eso nos hace ser especiales.
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