Al fin,
termina lo que inicia,
y sí, al correr,
calló el almidón.
Los lápices rotos sobre la mesa
y los tenis sucios
(todo) por ser un campeón.
Le encontré pies y cabeza
a lo que parecía ser un dragón.
Y sí, estando al revés
descubrí a que huelen mis pies.
Las penas me las llevo en el cuerpo
y los golpes en el corazón.
- Horacio Chirino
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