Uno venia cruzando la calle, el otro estaba apunto de cruzarla, volteó para asegurarse que no pasara ningún coche y cruzó.
Ambos coincidieron de frente debajo del semáforo, cuando todavía estaba en rojo.
Luego ya estaban a 12 metros uno del otro, no quedaba más que seguir caminando.
-Horacio Chirino
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