Como gasto papel en recordarte,
tu piel,
tu pelo,
tus ojos,
tus gestos,
es lo que hacen que me sonroje,
y vuelva a cometer el acto
de gastar papel;
ese acto que invita a describirte
hasta el mínimo detalle.
¡Diablos, no me puedo contener!,
¡me queda poco papel!,
usaré la pared
para que ya no tenga que recordarte
y así todos los días te pueda tener.
-Horacio Chirino
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